240625 Azkena 2024

Un año más —y ya he perdido la cuenta de cuántos van— acudimos a la cita en la capital alavesa: el Azkena Rock Festival, un gran festival, pero sin caer en lo “macro”. Ese salto, de los 20.000 a los 40.000 asistentes parece una tontería, pero suele implicar muchas cosas y casi ninguna buena: demasiados escenarios; demasiados solapes; demasiadas caminatas y, de unos años a esta parte, demasiado postureo. El Azkena es un oasis de rock, aunque obviamente no es el único festival de rock de nuestro país, de hecho el finde anterior se celebró el HDC en Fuenlabrada y este próximo el Aloha en Leganés y el Espina en el Bierzo. Después llegarán el Huercasa, el Cazorla, Cala Pop y Felicia Pop entre otros. Y no olvidemos los levantinos Fuzzville, Funtastic o Bali R’N’R Show, por mencionar sólo a aquellos que a bote pronto se me vienen a la cabeza. Pero lo cierto es que para ver a determinados artistas que amamos hay que pagar el inevitable peaje de una cierta masificación… Y ahí es donde entra el papel del Azkena, que mantiene su esencia y emplazamiento desde su segunda edición, porque recordemos que el primer año se celebró en una sala.

Reconozcamos que el cartel de 2024 no fue recibido con demasiado entusiasmo, pero al final, como dijo María Canet, “Al Azkena se va”. Y tiene razón, porque siempre hay un número de artistas que justifica sobradamente la asistencia; pero es que igual de importante es saber que vas a encontrarte con un montón de gente que sólo ves una vez al año: precisamente allí, en el Azkena. Por no hablar del encanto de la ciudad… ¡Y su gastronomía!

Sí, ya sé que esto más que una reseña parece una hoja promocional, pero es como lo siento y así lo digo. ¿Queréis que comente algún inconveniente? Claro, los hay, es inevitable: Que no te dejen llevar comida; las colas en la entrada del Trashville; la escasez de mesas para comer y asientos para descansar; algunos solapes especialmente dolorosos; el sonido en alguno de los conciertos… Pero, seamos honestos, ¿hay algún festival que sea perfecto? Pues eso.

Pero vamos al turrón, ¡LA MÚSICA! Con cuatro escenarios los solapes son inevitables y ante eso sólo se me ocurren dos alternativas: picotear de todo un poco a cierta distancia (de 20 a 100 m dependiendo del escenario y la supuesta importancia del artista) o renunciar con dolor a unos cuantos y optar por ver menos concierto pero desde una ubicación mucho mejor. Yo casi siempre he optado por la segunda opción, aunque lógicamente me jode haberme perdido demasiadas cosas. Es el precio a pagar por vivir intensamente otras.

Aquí está mi repaso…

Los guipuzcoanos Brigade Loco supusieron el primer punto de contacto con el festival.

En ese mismo escenario —GOD, el principal— se dejó caer a continuación Ty Segall. Con el prolífico y ecléctico músico californiano nunca sabes bien qué te vas a encontrar, pero en esta ocasión se decantó por un torbellino de guitarras distorsionadas con algunas pinceladas de pop. La comparación con Neil Young & Crazy Horse es de trazo grueso, lo sé, pero sirve para hacerse una idea.

La primera decisión complicada fue decantarse por ver a Carlos Tarque o permanecer en ese escenario para asegurar la segunda fila en Jane’s Addiction. No sin cierto dolor, opté por lo segundo. Al menos se escuchaba estupendamente al cantante murciano y, además de algunos temas de su reciente trabajo, sonaron potentes las versiones del “Evil” de Howlin’ Wolf (aunque vía Cactus) y del “Helter Skelter” de los Beatles. Dicen que Carlos Raya se salió.

Sí, ya sé que había visto a Jane´s Addiction el martes (https://rockanimalradio.com/janes-addiction-vuelven-a-lo-grande/), pero después de ese gran concierto tenía ganas de más. De mucho más. El repertorio fue muy parecido y los músicos obviamente volvieron a estar colosales, pero… ¡SORPRESA! Perry Farrell estuvo mucho más entonado, sin transmitir esa sensación de fragilidad y mucho menos chaposo entre canción y canción. Además con un look más apropiado. Porque lo del martes fue prácticamente el paradigma del cringe, que dirían los más jóvenes.

No me habría importado disfrutar del hard rock de Bonafide, pero había muchos amigos a los que saludar y que también habían quedado extasiados con la exhibición del grupo angelino. Y de ahí a secar la ropa, porque nos cayó una buena cantidad de agua.

El viernes arrancó a la hora del vermut con la vigorosa actuación de Lisa And The Lips en el escenario de la Plaza de la Virgen Blanca. Tuvieron una gran acogida, no es para menos…

Ya sabéis que cuando deciden aparcar a sus BellRays, Lisa Kekaula y su marido, Bob Venum, se amorran al soul con este proyecto. Llevan lustros arropados por estos músicos españoles y yo moriría feliz si un día decidieran dar un concierto de homenaje a Aretha Franklin. Ahí se la dejo votando a Last Tour y a Heart Of Gold.

Tras una comida de hermanamiento de la “familia animal” partimos de nuevo hacia Mendizabala y sólo puedo decir que Bala se exhibieron, como siempre. Aunque la sorpresa fue la presencia de la bajista de Nashville Pussy, Bonnie Buitrago, en unas cuantas canciones… ¡Nirvanazo incluido!

Tocaba desplazarse al tercer escenario, LOVE, porque La Perra Blanco estaba al caer y sus conciertos son de lo mejor que le ha pasado al rock de nuestro país en los últimos años.

Nueva exhibición de Alba… Como dijo desde el escenario, ha ampliado la camada con Gerard Vercher, un multiinstrumentista que nos demostró que es capaz de tocar a la vez teclado y saxofón. Guillermo González y Jesús López siguen arropando con su implacable ritmo a esta vertiginosa guitarrista que una vez más demostró que es única sobre el escenario. ¡Una auténtica bestia!

Además de estos vídeos de canciones completas hice algunos breves en formato vertical y al compartirlos en RRSS se viralizaron, para lo que son mis números habituales. Ya andan cerca de las 70k visualizaciones y con cientos de comentarios de gente que no había oído hablar de ella y, lógicamente, fliparon con su desparpajo y poderío escénico.

Llegaba el momento de tomar otra decisión complicada: ¿Un poquito de Redd Kross o de The Rain Parade? Teniendo en cuenta que a los hermanos McDonald los he visto casi una docena de veces, opté por una buena dosis de Paisley Underground. Y es que Emergency Third Rail Power Trip es uno de los grandes discos de aquella época y había ganas de escuchar algunas de esas grandes canciones.

Tenía muchas ganas de volver a ver a L7. Ellas fueron uno de esos grupos que se colaron en la oleada de rock alternativo de principios de los 90. No eran heavies, no eran grunges, pero tampoco riot grrrls… Eso sí, "Bricks Are Heavy" fue un álbum fundamental de esos años y lo interpretaron íntegramente en el festival. Desgraciadamente ellas no tuvieron su noche y el sonido tampoco las acompañó…

Arde Bogotá generaron una de las mayores polémicas cuando se anunció su presencia en el festival, pero parece ser que convencieron a la mayoría de los que los vieron al segundo escenario, RESPECT. Yo, sin embargo, tenía pensado acercarme a ver a los Black Halos, pero preferí permanecer en el escenario principal para asegurar una buena posición de cara a Queens Of The Stone Age… Llevaba 15 años (puede que más) sin verlos y no decepcionaron.

Josh Homme saltó al escenario bien abrigado porque la noche vitoriana es traicionera en cuanto a temperatura. Pero aquello no tardó mucho en bullir con una banda que sonó compacta, colosal.

Supongo que habrá quien echara en falta un tema u otro y quizá podría haber sido más fluida la transición entre canciones, pero creo que objetivamente fue el mejor concierto de esta edición del Azkena Rock Festival. Y mención aparte merece el diseño de las luces de su concierto, ¡ESPECTACULAR!

Pero si he de hacer caso a mi corazón, el MOMENTAZO del festival fue el fulgurante arranque de la actuación de Demolition 23… Con un Michael Monroe desbocado al ritmo de “Nothing’s Alright” que nos hizo enloquecer completamente e incluso temer por nuestras vidas.

¡No entiendo lo de este hombre! Alguien dijo que estábamos ante el Benjamin Button del rock y no va desencaminado, porque yo no sabía si estaba asistiendo a un concierto o a una exhibición de parkour, incluyendo una escalada por la estructura del escenario que pudo acabar en tragedia. Tiene 62 años y ríete de Iggy Pop y Jagger cuando tenían esa edad. ¡IMPRESIONANTE!

Poca gente hace sonar el bajo como Sammi Yaffa y Nasty Suicide estuvo muy sólido con la guitarra… A las canciones del único álbum de los Demolition añadieron unas cuantas versiones más de Dead Boys, Damned, Stooges y MC5. Por favor, montemos un change.org para que The Mad Note organice una gira por salas.

El sábado despertamos en una nube tras semejante despliegue de conciertos, pero se avecinaba una tarde de soul… Arrancó con Detroit Cobras. Su anuncio en el cartel del festival vasco nos sorprendió a todos y más aún que Marcus Durant fuera el elegido para rendir tributo —que no reemplazar— a Rachel Nagy. Una vez superado el impacto inicial la verdad es que no era tan descaballada la elección: por un lado se evitaría la comparación si se tratara de otra mujer la escogida y, además, el cantante de los Zen Guerrilla es un frontman inmenso en todos los sentidos, como ya demostró junto a Wayne Kramer liderando a los M50.

Peroooooo…

Sí, algo falló… Está claro que los Cobras nunca han sido la alegría de la huerta, pero esperábamos que el gigantón Marcus tirara de ellos. No sabemos si fue por no querer destacar en un grupo que no era el suyo y simplemente no se encontraba bien, porque lo cierto es que estuvo más tiempo sentado o de rodillas que de pie. La decepción se mascaba en el ambiente, pero no me arrepiento de haberlos visto (pese a que me dijeron que Glen Hansard estuvo tremendo) y estaría encantado de volver a verlos.

Y llegó la que probablemente fue la decisión más complicada del festival: The Pleasure Fuckers o Mavis Staples… Por un lado el recuerdo malasañero con una alta dosis de nostalgia, pero también de mucho cariño hacia algunos de esos músicos. Pero es que en el otro escenario estaba la GRAN Mavis Staples, leyenda viva del gospel y del soul (¡que grabó para Stax!). Ella estuvo estupenda pese a sus 84 años…

Obviamente su garganta no es la misma, pero sí su carisma y junto a un puñado de grandes músicos y coristas nos ofreció una de las actuaciones más bellas del festival.

Afortunadamente, un miembro de la familia animal (¡El gran Rasky!) se acercó al escenario de los Fuckers y nos grabó este vídeo:

Para los que queráis más detalles os recuerdo que tuve la suerte de poder verlos en la sala Fun House sólo tres días antes: https://rockanimalradio.com/los-ex-malasaneros-engrasan-la-maquinaria-de-cara-al-azkena/

Sheryl Crow sonó muy bien en la distancia, muy limpia. Al bueno de Toni Castarnado le flipó, pero preferimos hacer una incursión en el Trashville para disfrutar de las madrileñas Tiburona.

Súper Carmen, Laura y Rita han grabado uno de los mejores discos de 2024, “Nos extinguimos”, en el que han cambiado parte de la suciedad garagera de su debut por unas preciosas armonías vocales y cierto deje sesentero. Cuando salimos de allí cientos de personas esperaban para entrar y lo más lógico sería aumentar el tamaño de la carpa para futuras ediciones.

Tocaba reponer fuerzas para disfrutar en condiciones de ese tornado soulero conocido como St. Paul & The Broken Bones…

Paul Janeway es un tipo de Alabama muy muy divertido y posee una garganta prodigiosa. Saltó al escenario, obviamente, arropado por sus Broken Bones, una engrasada maquinaria de sweet soul que a veces flirteó con el jazz, sobre todo en la exhibición del saxofonista.

Obviamente me habría gustado poder disfrutar también de All Them Witches, Psychedelic Porn Crumpets, Moonshine Wagon, The Mummies y los Bank Robbers, entre otros, pero para eso habría necesitado bilocación, multiverso y treinta años menos ;-)

El año que viene más, ¡mucho más!