Si todavía no le has visto no te imaginas lo que te estás perdiendo
No conozco absolutamente a nadie que haya acudido por vez primera a un concierto de Fantastic Negrito y al que le haya dejado indiferente. Mi primera impresión ya la dejé plasmada en 2018 en esta reseña para la web de la revista Ruta 66:
Pero volvamos al presente… Creedme, que ya tenga un par de Grammy al mejor álbum de blues contemporáneo me resulta totalmente indiferente; es más: no soy muy fan de sus discos. Obviamente me gustan, pero no me vuelven loco, en absoluto. Demasiado modernos y eclécticos; y tampoco hay tantas canciones que considere memorables. ¡Pero todo cambia cuando sube al escenario! Xavier –que es como se llama Fantastic Negrito– es un showman espectacular, con una teatralidad heredada de Screamin’ Jay Hawkins que combina con un desolador costumbrismo que te desarma cuando te narra algunos de los episodios más trágicos de su accidentada existencia.
Su concierto de Madrid arrancó así:
Xavier vino esta vez muy bien acompañado pero sin su socio, un guitarrista chileno al que contaba que conoció tocando en la calle. Le sustituye un black brother grandote con un deje hendrixiano –a lo Band Of Gipsies– que empuja al funk y al blues en detrimento de esos guitarrazos zeppelinianos a los que nos tenía acostumbrados en sus conciertos y que podrían haber estado también en un álbum del Jack White más salvaje.
Con sus estrafalarios ropajes parecía a ratos una divertida versión espigada de Prince que bailoteaba con desparpajo el funky chicken de Rufus Thomas. Buena parte de su repertorio, obviamente, se apoyó en los temas de su último trabajo, el notable Son Of A Broken Man…
Desgraciadamente –por culpa de un golpe sufrido en la mano en Santiago DC– no pudo rasgar su acústica, pero quizá eso le permitió concentrarse más en otros aspectos de su actuación, siempre trufada por sus historietas y una divertida comunicación con el público, a veces chapurreando un voluntarioso español.
El cantante nos explicó que casi todos los americanos habían aprendido a cantar en la iglesia y por eso no nos debería extrañar que se arrancase con un gospel:
Xavier nos contó que se encontraba entre el dios africano y el del Mississippi y definió su música como un cóctel de funk, blues, soul, gospel, rock y viejo rhythm and blues… Pero no mencionó el folk y es ahí donde con más facilidad podemos ubicar ese maravilloso «In The Pines» de Leadbelly, para la que solicitó la colaboración de un público que a esas alturas ya tenía totalmente en su bolsillo.
Una vez más fue un nuevo show antológico de este tipo criado en California por un padre que no le quería; que ha pasado por la cárcel y por el coma; también por el quirófano por culpa de un terrible accidente; que ha traficado con drogas y que perdió a un hermano…
Con este contundente «Plastic Hamburgers» arrancó el bis de un concierto tremendo, el cuarto en mi cuenta personal y esperemos que siga creciendo ese número…
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