Hola, soy Sanfreebird y mi cabeza todavía está procesando lo que ha vivido estás últimas setenta y dos horas tras ver a una de las bandas de mi vida dos noches en mi ciudad. Demasiadas cosas han pasado desde ese lejano noviembre de 1996 cuando los vimos por primera vez en el desaparecido “Palau d’Esports”, pero las sensaciones, siguen siendo las mismas. La sonrisa y la felicidad también. Aquí no les hablaré (mejor dicho, escribiré) sobre precios de entradas, aforos y demás chascarrillos. Les escribiré sobre MÚSICA —sí, en mayúsculas— y lo que hemos vivido esas dos noches entre amigos apasionados, como un servidor, y ante un público totalmente entregado desde el primer segundo de ambos eventos.

Sábado, 6 de julio:
No alcanzo a comprender lo de The Murder Capital, los teloneros. Con un aforo medio vacío salen a escena con un ritmo y sonido atronador. Se hacía difícil estar sin protecciones auriculares. Lo siento. Siempre procuro ser respetuoso con el artista que sube a un escenario pero, a juicio de un servidor, ni tienen canciones ni actitud. Todo suena muy plano. Y un cantante no puede salir a tocar sin alma cuando todavía no ha hecho nada en su carrera. En fin, cosas del promotor supongo (y leo que también abrirán para toda la próxima gira de Nick Cave & The Bad Seeds).

Puntuales a las 21 horas salen PJ al escenario y arrancan tranquilos pero deslumbrando con “Footsteps”, la que fuera cara B de Jeremy. Primera sorpresa de la noche. No han transcurrido ni dos minutos del tema y la comunión ya es total. Un inicio así es un regalo del cielo. Le sigue la preciosa “Nothingham” y “Present Tense”. Todo parece funcionar. La conexión entre PJ  y su público es total y con “Given to Fly” comprobamos aliviados que Eddie está bien de voz. Muy bien. Y claro, caen las primeras lágrimas de la noche… “And sometimes is seen a strange spot in the sky a human being that was given to fly”. La banda está enchufada. Cierto que el sonido (en ambas noches) podría haber sido mejor, pues en otras visitas a la ciudad la ecualización fue prácticamente perfecta. Le sigue “Elderly Woman” y varios cortes del notabilísimo “Dark Matter” (2024), el mejor disco de Pearl Jam desde “Yeld”. Suenan “Scared of Fear”, la punkarra “React Respond” y “Wreckage”, acogida por entusiasmo por el público y con unos finísimos coros finales de Jeff y McCready. Es una de las mejores composiciones de PJ de los últimos tiempos con diferencia, un tema en el que todo suena a Tom Petty pero bajo la pátina de nuestros PJ, o mejor dicho, de Eddie Vedder. Según el set list que circulaba antes del evento, era turno para “I Me Mine” pero supongo que por la respuesta del respetable Eddie tenía muy claro que debía seguir atacando nuestras almas y suena una espectacular “Corduroy”. La intensidad final del tema es apabullante. El Sant Jordi se viene abajo a continuación con un “Even Flow” totémico. Da igual el tema que suene de “Ten”, es un disco perfecto, un 11 y cualquiera sabe a gloria.

Eddie está emocionado, parlanchín, intentando explicarnos que promete mejorar su atropellado castellano cuando se venga a vivir a España en diciembre. ¿Lo dice por si gana Trump en noviembre? Quién sabe... Nos cuenta que lo pasó muy mal con las cancelaciones de Londres y Berlín, pero no podía respirar y pensó que todo terminaba. Le cuesta hablar y revivir aquella sensación. Resulta emocionante. Eddie es así, te lo cuenta “face to face”. Y nos lo creemos. Basta con que nadéis en las redes sociales: Se le ve exultante y feliz, muy feliz. Siguen con “In My Tree” y continúan con “Dark Matter”, el primer single del homónimo nuevo álbum, que suena muy bien, y siguen con una de las mejores interpretaciones que les he visto nunca de “Jeremy”. El piso del Sant Jordi tiembla, las bocas del respetable están desencajadas y todo el mundo sonríe a mi alrededor. Podría quedarme a vivir aquí por los siglos de los siglos. Siguen con “Habit” del magnífico “No Code” (que ya interpretaron cuando debutaron en Barna en 1996). Suena contundente.

Se me acumulan emociones y todavía no he podido explicar que Mike (Miguel en boca de Eddie) está magnífico. Es el hombre pose, ok… ¡Pero cómo ejecuta! Arranca unos solos colosales cuyas notas rebotan de esquina a esquina del Palau hasta alcanzar tu cerebro y luego comunicar en nanosegundos a tu músculo cuadrado del mentón, para que abras pasmosamente tu boca, como un bobalicón. Así nos quedamos cuando toca Miguel. La noche continúa con una correctísima “Upper Hand” y, pese a no tenerlas todas con nosotros, suena la fantástica “Betterman”. Aquí hay que reconocer que Eddie está un tanto cansado y deja al público atacar las estrofas principales de uno de sus mayores éxitos. Es un tema perfecto y el Palau se desgañita a lo lindo. Y si luego sigue “Porch” imagínense. Ha terminado el primer set de la noche y estamos felices.

El concierto sigue con Eddie solo en el escenario, aunque armado con su acústica. Luce una camiseta azul, talla XXL azul y con un 34 en el pecho. Nos vuelve a explicar lo mal que lo ha pasado. Su discurso en ocasiones parece atropellado. No sabemos si son cosas de la emoción de volver a pisar un escenario, la edad o el tinto que tanto le agrada. Who knows... Suena un “Just Breath” que consigue emocionar y cuando la banda vuelve al escenario atacan con “Wasted Reprise” y una cortante “Life Wasted”, a la que la sigue con los dibujos traseros en una pantalla muy chula en forma de retrovisor: “Do the evolution”. ¡Allelujah Allelujah! Grandiosa. La noche va terminando. No queremos, pero esos shows de más de tres horas son cosas del pasado y sabemos que suelen tocar dos horas o dos horas y cuarto si estiramos el chicle. La edad, nos guste o no, no perdona a la banda, ni tampoco a nuestras rodillas. En vez de terminar con “Setting Sun” —el último corte de “Dark Matter”, como han venido haciendo en la gira americana que precede— a continuación rematan la noche con “Alive”. Da igual que la hayas escuchado mil veces, ¡es “Alive”! Ya no nos quedan papeles por perder, ¡pero cierran con “Baba O’ Riley” de los Who! Sí, esos Who que salvaron la vida de Eddie hace muchos muchos años. Salimos del recinto mirando al cielo y soñando con el set list del lunes.

Lunes, 8 de julio:
Entramos en el Sant Jordi y lo primero que vemos al bajar a pista es una lona que tapa toda la grada opuesta al escenario. Lo mismo ocurre con la tercera gradería. Pero cuando empieza la noche el Palau luce bonito y con los asientos y foso habilitados hasta los topes. The Murder Capital seguían igual: nada ha cambiado en setenta y dos horas, pero al menos han bajado el volumen atronador del primer día.

Como el sábado, escasos minutos antes del inicio del show me pasan el set list. No puedo evitar mirarlo y una sonrisa de oreja a oreja aparece en mi cara. Algunos que me rodean no quieren spoilers y otros, tras tentarlos, la miran y también sonríen. La noche empieza con “Oceans”. Esto es demasiado, el tema mantra de “Ten” suena a las mil maravillas y el griterío es ensordecedor y siguen con “Off He Goes” de “No Code”. ¡Suena perfecta”! Qué forma más original tienen estos tipos de empezar a engrasar la maquinaria y la voz con los primeros temas de la noche. Ya veníamos medio afónicos del sábado, pero cuando suenan los primeros acordes de “Daughter” se desata la locura… “Alone, listless, Breakfast table in an otherwise empty room”. Parece que Eddie está más enchufado que la primera noche y la salvajada posterior es histórica: “Once” y “Why Go” seguidas de “Scared Of Fear” y de “React, Respond” de “Dark Matter”, que suenan sólidas y cohesionadas con el repertorio clásico de los de Seattle. Me sorprenden con “ ½ Full” de “Riot Act” de 2002,  para un servidor el álbum más flojo de PJ y quizás, también el corte más regular de la noche, que quieren que les diga. Siguen con otro clásico, “Wreckage” de “Dark Matter”. ¿¡Clásico!? Se preguntarán... Sí, lo es desde el mismo momento que la aguja de mi plato hizo sonar este tema por primera vez. Créanme no dejará de estar en los set list de, esperemos y deseamos, futuras giras. Vuelve a sonar “Even Flow”. Otra vez salvaje, perfecta.

Hay que parar un poco. El calor en las primeras filas es insoportable y suena “Immortality”. Noto mi cara húmeda y no sé si se trata de sudor o de lágrimas. La noche continúa con una canción que suena potente y camina sola: “Who Ever Said”, del álbum de la pandemia y con el que no giraron por aquí. Pero ojo con “Gigaton” (2020), un álbum minusvalorado por las circunstancias, cuando el mundo se iba al garete… Vuelve a sonar una cojonuda “Corduroy” y esta segunda noche tocan uno de los mejores cortes de “Dark Matter”, la fabulosa “Waiting for Stevie”. Al igual que en el plástico, Miguel está que se sale. Me pregunto, ¿qué desayuna este tipo?. Eddie nos cuenta lo que es soltar lastre cuando tus hijos se marchan de casa o a la universidad y se gira mirando a Matt buscando su confirmación… “Something Special”, también de “Dark Matter”, me ha sonado siempre al “Forever Young” de los PJ, también con ecos a “Last Kiss”. A mitad del tema la banda se detiene. WTF!? Parece ser que un espectador se cayó de la silla al suelo y tuvieron que venir los sanitarios. La retoman liderados por la guitarra rítmica del nuevo cicerone de Eddie, Josh Klinghoffer.

De nuevo, al igual que el primer día, “Do The Evolution” y, de repente, las proyecciones animadas de la pantalla lucen perfectas para el momentazo de las dos noches: “Rearviewmirror” de Vs (1993). Para mí “Given to Fly” (que no sonó el día 8) o “Black” serían mis temas favoritos de PJ, pero tal y como sonó “Rearviewmirror”, no sé yo… ¡Hay que ver cómo la ejecutaron estos cafres! También me quedará en la retina por los siglos de los siglos la reacción del público… “Saw things, saw things Saw things, saw things  Clearer, a-clearer Once you were in my rear-view mirror”. ¡¡¡Aaaaaaaahhhhh¡¡¡ No tengo voz, y mis pies están a un palmo del suelo. Soy inmensamente feliz y quiero quedarme a vivir aquí… Por Dios, ¡qué intensidad! ¡Qué comunión total con decenas de miles de desconocidos!

Llegamos sin aliento al inicio del set final de la noche. Salen de nuevo y Josh toca el bajo, Jeff la guitarra: “Smile” queda perfecta. Sencillamente perfecta. Eddie juega con su harmónica y con nuestras emociones. Atacan con “Running”, el “Lukin” de “Dark Matter”. Y, de repente, sin que constara en el set list previsto… ¡Zaaaaaas, sin compasión!: “State of Love and Trust”…. ¡Locura absoluta! Ya tenemos una edad para estas sorpresas y el corazón va a mil pulsaciones, pero por un momento pensé que íbamos a ver pogos en el Sant Jordi. Ya habíamos llegado a la recta final del evento y todo fue perfecto: una inmensa “Black”, que jamás de los jamases debería faltar en un set list de PJ y no la tocaron la primera noche. Y para terminar la inevitable “Alive” y una portentosa “Rockin’ In A Free World”. Suben los miembros de The Murder Capital al escenario y Eddie se lo pasa pipa repartiendo panderetas al respetable. Al final del evento, como siempre deberían hacer bajo pena de excomunión, ejecutan “Yellow Ledbetter”.

Dejen que les explique que al inicio del concierto Eddie saludó a un tipo con un cartel que rezaba “let me play your guitar” (déjame tocar la guitarra). Eddie le espetó. ¿Otra vez tú? “Mira tío ya te vi el sábado y la otra noche dormí muy bien, tuve un sueño bonito, estaba en una playa paradisíaca con mi mujer, y de repente apareciste tú con el cartelito”… Finalmente Eddie deja subir al espectador. Creo que era de nacionalidad chilena y un roadie, siguiendo instrucciones de Vedder, le entregó su guitarra negra, ¡Ésa con el círculo y la flecha! No sabíamos qué podía ocurrir tras los saludos y una pequeña charla… El espectador mira a Mike McCready y va el tipo y ¡ejecuta de narices el inicio de “Yellow Ledbetter”! Fue una noche perfecta. Otra noche perfecta. Otra noche con nuestros PJ. Esperemos que no sea la última vez.

Sanfreebird