Voy a hablaros de uno de los mejores álbumes de los noventa. Un trabajo incontestable, para muchos una indiscutible obra maestra. Sí, aunque no inventara nada. Nada de nada. Son sencillamente una colección de grandes canciones interpretadas por unos chavales muy jóvenes. Unos músicos talentosos que viajaron un par de décadas atrás en el tiempo y dieron su versión de esa maravillosa música propia del sur de los Estados Unidos.

SPOILER: Hablo del segundo disco de los Black Crowes, «The Southern Harmony And Musical Companion”.

Pero permitidme que dé un pequeño rodeo: La pandemia nos privó de muchas cosas, algunas muy dolorosas, qué os voy a contar. Pero hubo otras menos importantes, como que los Black Crowes no pudieran celebrar la gira del 30º aniversario de su álbum de debut, “Shake Your Minnie Maker”, cuando cronológicamente correspondía. Tuvimos que esperar un par de años, cuando en realidad habría tocado rendir tributo a «The Southern Harmony And Musical Companion”. Y, dadas las circunstancias, yo albergué la esperanza de que interpretaran íntegros los dos trabajos, pero gracias a la aguafiestas (aunque maravillosa) setlist.fm comprobé que eso no iba a ocurrir. Eso sí, en Madrid tuvimos suerte y hubo una nutrida representación de ese disco en el bis.

Tocaba esperar luego a la edición del box set correspondiente a semejante aniversario, aunque fuera con más de un año de retraso. Y hay que decir que tiene una pinta estupenda, pero que lo va a comprar la p**a madre del CEO de Universal. No es de recibo que tres compactos, por muy bonitos que vayan empaquetados, cuesten más de 120 €. ¡NO! Deberíamos haberlo imaginado tras el “In Utero” de Nirvana, pero estábamos cruzando los dedos porque los Black Crowes son menos famosos y no tienen como objetivo a una audiencia tan transversal como la banda de Kurt Cobain. Hago un llamamiento a… ¡Hagamos una huelga de carteras cerradas! También se puede disfrutar por streaming, ¡e incluso pirateado! Porque no olvidemos que “quien roba a un ladrón tiene cien años de perdón”.

Pero hace muchos lustros que creo firmemente que como poco está a la misma altura de los anteriormente mencionados. Supongo que estaréis de acuerdo, ¿no?

Y pese al disgusto por el precio del boxset, como uno en cualquier caso ama la música, me ha resultado imposible resistirme y finalmente le he rendido tributo a «The Southern Harmony And Musical Companion” con una entrega de Elepé, ese podcast que hacemos en Let’s Rock Radio! para repasar de cabo a rabo todos esos discos que nos vuelven locos… Desmenuzándolo canción por canción y hablando de cada una de ellas. Contextualizándolo en la carrera de la banda y también en la historia del rock. Así que os invito a que le echéis la oreja, que además he contado con la inestimable colaboración de uno de los mayores conocedores de la banda, el músico vallisoletano Rubén Chupete.

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Creo que es un capítulo muy interesante, no sólo dentro de la historia de los Black Crowes, sino en la década de los noventa y por tanto entre todos aquellos amantes del rock, especialmente de los que ya pintamos canas y vivimos eso siendo muy jovenzuelos. No os voy a mentir: en su momento conecté más con el “Ten” de Pearl Jam, “Badmotorfinger” de Soundgarden o del maravilloso “Temple Of The Dog”, mi trilogía SAGRADA de Seattle. Incluso tiendo a nombrar a cualquiera de ellos como mi disco favorito de la década, sin pararme a pensar demasiado. Es normal, con veintipocos todavía tienes una querencia a la pertenencia a un clan o tribu, aunque sea musical. Y lo del grunge molaba mucho, sobre todo cuando estás sufriendo el angst juvenil y todavía no tienes muy claro quién eres. Un nuevo SPOILER: nunca lo sabrás, y lo siento por aquel que crea que lo tiene muy claro.

Ojo, también le dedicamos una emisión de Twitch que gusto mucho y es complementaria con el podcast…

Creo que el podcast también os gustará, porque aparte de las canciones entra en la historia: su conversión en nuevos ricos; la toma de control absoluto de la banda por parte de los hermanos Robinson; la entrada de Marc Ford y la importancia del teclado de Eddie Harsch; su toque soulero, muy Muscle Shoals; la relación entre los hermanos, que se llevaban a matar, como los Gallagher; los drogas…

¡BIENVENIDOS a «The Southern Harmony And Musical Companion”!