En el mundo del rock estamos condenados a ir acostumbrándonos a perder artistas que admiramos. No deja de ser doloroso, pero todos sabemos que van teniendo una edad y te vas haciendo a la idea.  Todo salta por los aires cuando el que se va, además de un tipo con talento, es compañero y amigo. La cosa cambia. Máxime cuando se es todavía joven, como Joaquín Ladrón.

Es muy duro hacerse a la idea de que no volveremos a escuchar sus escandalosas risotadas, sufrir sus salvajes abrazos… Era un tipo divertido y generoso, siempre con una sonrisa en la cara y una birra en la mano. Siempre dispuesto a regalarnos (o cobrarnos una miseria) por un nuevo dibujo. A el le debemos en Rock’n’Roll Animal un puñado de maravillosos y gamberros diseños.

Conocí a Ladrón en los 90 como parte de la “Línea tremenda”, los dibujantes que colaboraban con el fanzine Subterfuge. La conexión con él y Borja Crespo surgió de una manera inmediata y han sido muchas las ocasiones en las que hemos colaborado los unos con los otros. En Ruta 66 hemos gozado de sus dibujos desde hace 20 años… Ilustrando letras de canciones, mordaces tiras cómicas y portadas. La de Bo Diddley fue mi favorita. Fue un orgullo trabajar con él codo con codo en el primer volumen de su álbum Songbook y una pena que nunca termináramos el libro que planeamos juntos.

Esperemos que se acabe editando ese documental acerca de su figura para hacerle justicia.

Amigo, ya estás con todos esos a los que tanto admirabas… Lou Reed, Lemmy, Hendrix, Ibáñez, Stan Lee… Espero que te corras una juerga detrás de otra con ellos y que no te dejen descansar en paz.